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25 octubre 2021

DUELOS (Microrrelato)



DUELOS

Desde mi ventana vi cómo el juez de guardia levantaba, en el salón de su casa, el cadáver de su único hijo, que tanto amaba. Quizá un infarto, o su injusta enfermedad, quién sabe. Lo cierto es que, tras aquel suceso tan traumático, su innata resiliencia fue para ella como un faro en medio de la tormenta y se gobernaba ajena a las mareas octogenarias. Compungido, yo la observaba vivir indolente cuando el azar le puso delante un polluelo caído del nido. Lo recogió y fue su refugio las siguientes semanas. Hoy, cuando ya el verano revolotea vistoso, amarillo y rojo en la pluma del jilguero, sale por primera vez al balcón, rejuvenecida, buscando aire fresco o esperanzas nuevas y, mirando sin mirar hacia el cielo, levanta sus brazos arcoíris y abriendo las arrugadas manos deja volar al pajarillo. Viene a consolarme al geranio seco de mi ventana.




12 comentarios:

  1. Hermoso texto. Emocionan la observación solidaria del narrador y el modo simbólico en que la mujer encontró en el jilguero consuelo sustitutorio. Otra cuenta en el rosario cíclico de relaciones entre la vida y la muerte.

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  2. Un texto de una sensibilidad asombrosa, magníficamente redactado y donde los personajes son bosquejos que atizan la imaginación del lector. Un duelo frágil y hermoso como el pajarito que revolotea entre sus párrafos.

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    1. Hay un duelo que se narra directamente: una madre, ya octogenaria, se queda sola por la inesperada muerte de su único hijo que vivía con ella. Su consuelo lo simboliza la crianza del pajarillo al que salva la vida, que va creciendo y vistiendo su plumaje con colores alegres hasta que, ya adulto, vuela por sí solo. La madre parece superar su duelo.
      Pero también hay otro duelo, más críptico, que no se narra sino que se insinúa con varias pistas: al principio es el narrador quien dice que no sabe si el vecino ha muerto quizá de su injusta enfermedad. Significa que el narrador lo conoce y sabe de la vida del hombre que muere. Vive enfrente. Se conocen y le gusta y acostumbra a observarlo por la ventana. Luego, sigue observando la soledad y la tristeza de la madre, que se revela tolerante y comprensiva con la diversidad (sus brazos arcoiris dicen mucho de sus abrazos a la libertad). Y al final, el jilguero, que ha significado el consuelo, vuela hacia el narrador, sin duda enamorado y muy dolido aún, seco de tanto llanto por la pérdida de su vecino, que tanto amaba.
      Por eso el título está en plural.

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  3. Qué cosa más bonita... No puedo decir más ahora mismo.

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  4. Estupendo microrrelato, enhorabuena

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    1. Gracias. Tienes que retomar "Escritos sobre el viento". Nos leemos.

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  5. Me alegra que te guste, Laura. Gracias por pasarte a leer.

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  6. “Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón”, decía Machado. ¡Compartamos pompas de jabón!

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