LÉEME EN TU IDIOMA

15 enero 2020

PAMEMA (Microrrelato)

PAMEMA

A Pili, a Inma, a Susana, yo dedico.

¿Los saltos en el tiempo son ciencia ficción? Sí, al menos de la forma en que estamos acostumbrados a saber de ellos por las novelas y las películas: Alguien visita físicamente una época cierta ya pasada, o un tiempo incierto e inventado.
Las técnicas narrativas juntan lo físico con lo inmaterial intercambiando lo uno y lo otro para disfrazar la historia con cierta verosimilitud, ya sea fantaseando tecnologías (basadas en las actuales) traídas del futuro o simplemente colocando las que ya tenemos en tiempos en los que aún no existían. De una forma o de la otra, el resultado nunca es una historia que te puedas creer del todo sino más bien una historieta artificiosa más o menos absurda.
Digo esto para reafirmarme en el convencimiento de que lo que os voy a contar ahora no es ciencia ficción.
Siendo aún niño, cierto día mientras hacía los deberes, un adulto (no recuerdo quién) miraba fotos que iba tomando de una caja. Yo estaba sentado enfrente de forma que no veía las fotos sino su dorso y me llamó la atención una que estaba dedicada por detrás. Con bonita letra ponía "Si tú quieres siempre estaré contigo, mi amor", y luego el símbolo de infinito y una fecha muy borrosa, ilegible. Entonces pregunté quién estaba en la foto. Sin enseñármela me dijo: "Alguien que te volverá loco". Yo no entendí la respuesta, cosas de los adultos, pensé y seguí con mis deberes.
Nunca me he acordado de esto en tantos años como han pasado. Pero el otro día una amistad colgó en redes sociales una foto de su niñez mostrando una inocente escena de juegos infantiles que me resultó fascinante. Yo le di a me gusta y le pregunté quién era la niña que estaba jugando con ella en la foto. Qué sensación tuve toda la noche al leer su respuesta: "Alguien que te volverá loco". Algo se removió por mis adentros y los mecanismos de la memoria hicieron aflorar aquel recuerdo olvidado. Casi sin dormir. Toda la mañana nervioso, ya a medio día, me puse a buscar aquella caja de fotos. Seguro que estaba guardada con todos los efectos personales de los familiares desaparecidos. La encontré. La volqué. Todas las fotos boca abajo. Buscaba aquella dedicatoria. Allí estaba. La leí. La cogí. Le dí la vuelta. Eras tú, mi vida, eres tú. No es ciencia ficción. Si tú quieres siempre estaré contigo, mi amor.



05 enero 2020

(DES)CUENTO DE NAVIDAD (Los desmanes y los manes)


(DES)CUENTO DE NAVIDAD

(Los desmanes y los manes)

No puso tantas lucecitas ni tantos adornos en el árbol como el año anterior (como un sesenta por ciento o algo así). Prácticamente con la mitad de espumillón repartido por los muebles adornó la casa. Y en el salón colocó un portal de Belén muy sencillo que aún a fecha de hoy seguía sin el niño en el pesebre (todos los años lo colocaba en su sitio a las doce de la noche del 24 al 25). Esa costumbre la conservaba, otras se fueron adaptando a los años que cumplían y a la menguada economía de los jubilados. La mesa, tan adornada otros años, dejaba bastante que desear: Mantel de papel, platos de cartón, y velas rojas de parafina. Una navidad muy de rebajas. Tres días después todo seguía como se quedó esperando el regreso de urgencias. Del corazón también le habían recortado una porción grande con la pérdida. Su ausencia se notaba demasiado hasta que en su cielo se abrieron las nubes y los dioses manes acudieron de visita. Rompieron todos los vales descuento que estaban acumulados en la casa y dejaron libre de ofertas aquella Navidad. Entonces fue cuando vino a sentarse a la mesa el tiempo suficiente para darle un beso mientras su espíritu habitaba el vacío que le había desangelado el alma.
Varios días después una bengala pirotécnica lanzada desde la carroza del rey Baltasar erró su ruta y se quedó prendida en el balconcito del salón de forma que iluminó el cuerpo inerte junto al cristal hasta que el juez pudo llegar para levantar el cadáver. Al poco, una pareja llegada del otro lado de las montañas se instaló allí con su bebé en busca de mejor vida.