LÉEME EN TU IDIOMA

25 diciembre 2020

FELICES FIESTAS

 Mis mejores deseos para estas navidades y para este próximo año que, estoy seguro, será mejor que el que estamos cerrando. Y muchísimas gracias a mis lectores por sus visitas y sus comentarios.



17 diciembre 2020

LA LLAMA

 LA LLAMA

El fuego era apenas un rescoldo, pero allí seguía. Hurgando en los tizones con la varita parecía que buscara dónde estaba escondido el pequeño cañón del que se escapaban aquellas chispitas bermejas y revoltosas que chisporroteaban. Y que luego seguía con la vista, aquí y allá, como si resolviese uno de aquellos pasatiempos infantiles que trazas una línea siguiendo los puntos numerados y se revela el dibujo. Por un momento cesaron los fuegos de artificio porque se acercó a la cara la punta incandescente de la vara para encender un pitillo y causó un remanso en las ascuas. Lo prendió con la lumbre y pausadamente miró el humo de sus caladas diluirse y confundirse con las primeras luces del alba. Mientras entre sus dedos se enredaban las azules volutas que generaba la colilla, con la otra mano jugó con la batuta encendida a dirigir el relajante concierto de los chasquidos de la leña, el crepitar de las brasas y los silenciosos estertores de la luna.

Sentado frente a la hoguera, y con su relumbre, durante la noche pudo ver paulatinamente, sin embargo, el verde verdadero de los árboles.


13 diciembre 2020

CARRERA DE RELEVOS

CARRERA DE RELEVOS 
Cuando ya recuperado regresó a casa, todo le pareció muy raro. Obvio que durante el tiempo que faltó, ella se dedicó a hacer cambios (no lo digo como un reproche, que me parece muy lógico, es natural que se deshaga de los recuerdos y utensilios que él mismo olvidó, y que done a madre coraje la ropa que aún esté en condiciones de usarse, o que desaloje los cajones de papeles, las fotos, su reloj, las llaves, el móvil, que venda el coche), todo fuera para promover ambientes distintos y facilitarle nuevos afectos. Ahora debía construirse una vida diferente, con sus padres desaparecidos ya (qué pena haberse perdido estos últimos años, que casi ni podía recordarlos), también eso le parecía raro (aquel dormitorio es hoy un pequeño taller, con maderos y piedras de varios tamaños, ella quiere que siga tallando y esculpiendo porque en el centro lo hacía muy bien). Y con su novia también muerta (se puso la primera, delante de él en la cola, y ocupó la última plaza libre al cielo aquella tarde), de aquel alucinado amor conserva apenas la cuchara que los había unido... Ahora somos huérfanos y tú eres mi hermano mayor -le dijo-, tienes que estar aquí para cuidarme. Lo haremos mutuamente -contestó-, valoro muchísimo lo que estás haciendo, yo ya he cambiado, de verdad, por dentro y por fuera, me ha costado, pero por fin estoy limpio y dispuesto para buscar la felicidad, lo haremos juntos. Pero las personas no decidimos las horas y el tiempo también quiso cambiarse de reloj. Aquel corazón tan grande que no cabía en este mundo se lo llevó un camión de reparto que buscaba su destino. Lo que ahora siente que le brota, que le habita, que le inunda (dice que es demasiado valioso para su cuerpo incapaz, para sus manos que piden relevo, para esos ojos nuevos que todo lo ven tan raro), es como una rabia serena, un furor sin resentimiento, quizá una paz inquieta y un sueño o un camino. Como cuatro corazones latiendo en el suyo. Todo muy raro.