LÉEME EN TU IDIOMA

25 diciembre 2020

FELICES FIESTAS

 Mis mejores deseos para estas navidades y para este próximo año que, estoy seguro, será mejor que el que estamos cerrando. Y muchísimas gracias a mis lectores por sus visitas y sus comentarios.



17 diciembre 2020

LA LLAMA

 LA LLAMA

El fuego era apenas un rescoldo, pero allí seguía. Hurgando en los tizones con la varita parecía que buscara dónde estaba escondido el pequeño cañón del que se escapaban aquellas chispitas bermejas y revoltosas que chisporroteaban. Y que luego seguía con la vista, aquí y allá, como si resolviese uno de aquellos pasatiempos infantiles que trazas una línea siguiendo los puntos numerados y se revela el dibujo. Por un momento cesaron los fuegos de artificio porque se acercó a la cara la punta incandescente de la vara para encender un pitillo y causó un remanso en las ascuas. Lo prendió con la lumbre y pausadamente miró el humo de sus caladas diluirse y confundirse con las primeras luces del alba. Mientras entre sus dedos se enredaban las azules volutas que generaba la colilla, con la otra mano jugó con la batuta encendida a dirigir el relajante concierto de los chasquidos de la leña, el crepitar de las brasas y los silenciosos estertores de la luna.

Sentado frente a la hoguera, y con su relumbre, durante la noche pudo ver paulatinamente, sin embargo, el verde verdadero de los árboles.


13 diciembre 2020

CARRERA DE RELEVOS

CARRERA DE RELEVOS 
Cuando ya recuperado regresó a casa, todo le pareció muy raro. Obvio que durante el tiempo que faltó, ella se dedicó a hacer cambios (no lo digo como un reproche, que me parece muy lógico, es natural que se deshaga de los recuerdos y utensilios que él mismo olvidó, y que done a madre coraje la ropa que aún esté en condiciones de usarse, o que desaloje los cajones de papeles, las fotos, su reloj, las llaves, el móvil, que venda el coche), todo fuera para promover ambientes distintos y facilitarle nuevos afectos. Ahora debía construirse una vida diferente, con sus padres desaparecidos ya (qué pena haberse perdido estos últimos años, que casi ni podía recordarlos), también eso le parecía raro (aquel dormitorio es hoy un pequeño taller, con maderos y piedras de varios tamaños, ella quiere que siga tallando y esculpiendo porque en el centro lo hacía muy bien). Y con su novia también muerta (se puso la primera, delante de él en la cola, y ocupó la última plaza libre al cielo aquella tarde), de aquel alucinado amor conserva apenas la cuchara que los había unido... Ahora somos huérfanos y tú eres mi hermano mayor -le dijo-, tienes que estar aquí para cuidarme. Lo haremos mutuamente -contestó-, valoro muchísimo lo que estás haciendo, yo ya he cambiado, de verdad, por dentro y por fuera, me ha costado, pero por fin estoy limpio y dispuesto para buscar la felicidad, lo haremos juntos. Pero las personas no decidimos las horas y el tiempo también quiso cambiarse de reloj. Aquel corazón tan grande que no cabía en este mundo se lo llevó un camión de reparto que buscaba su destino. Lo que ahora siente que le brota, que le habita, que le inunda (dice que es demasiado valioso para su cuerpo incapaz, para sus manos que piden relevo, para esos ojos nuevos que todo lo ven tan raro), es como una rabia serena, un furor sin resentimiento, quizá una paz inquieta y un sueño o un camino. Como cuatro corazones latiendo en el suyo. Todo muy raro.

18 noviembre 2020

CRITERIOS DE EVALUACIÓN

 

CRITERIOS DE EVALUACIÓN



Siempre me la encuentro por los pasillos, pero solo en los rápidos cambios de clase. Ella enseña matemáticas, yo literatura. No compartimos departamento ni sala de profesores. Nos separa un largo pasillo. Tampoco podemos charlar siquiera durante las horas libres de nuestros horarios ni los ratos de descanso. Como su alumnado es de bachillerato y el mío de ESO, no tengo la oportunidad de preguntar a mis alumnos por ella, aparte de lo puramente lectivo, en conversaciones informales, como lo hago por otros profesores. Puede que a ella sí le hablen de mí los suyos, porque fueron míos los cursos anteriores y me conocen bien, ¿qué le contarán? ¿que soy un pesado con la poesía? ¿un romántico trasnochado? ¿un orfebre con las palabras? ¿un iluso?

Por todo eso, he decidido actuar. Quiero entablar amistad con ella antes de que termine el curso, conocerla y que me conozca por mí mismo, intentar crear lazos afectivos duraderos. He buscado posibles puntos en común, cosas que nos acerquen, que nos importen. Y le escribí un poema usando las palabras polisémicas elipsis, hipérbole y parábola, promoviendo un doble sentido matemático y literario. Lo firmé con mi nombre y mi número unidos por el signo igual (=). Ahora me parece una cursilería, pero funcionó. Hoy por fin he recibido contestación, aunque no la entiendo muy bien, la verdad. Se ve que mi nota le resultó muy literaria, porque ha escrito la suya de forma muy críptica, yo soy un negado para las matemáticas. Me dice que si yo soy XY y deseo XX, ella que es XX también desea XX. En fin, a mí me parece que está diciendo que quiere lo mismo que yo. Mañana lo intentaré.


 

 

 

 

 

11 noviembre 2020

ALQUIMIA (Microrrelato)

 ALQUIMIA

A partir del día que cumplió la edad que llaman dorada, comencé a ver el brillo que emanaba su presencia. El médico ya le había diagnosticado una rara enfermedad degenerativa que le iría causando cambios paulatinos en sus reflejos. Eso nos dijo, aunque entonces no comprendí. Desde aquel día notaba palidecer su piel, como si perdiera el color o se igualaran las luces. Después observé cómo su tez cambiaba el brillo cuando no le encontraba aquellos tonos sonrosados de antes. Al poco, se fueron tornando también los azulados en las sombras de sus ojos, el verdoso de las venas en sus manos, en su melena el bronce. Así, el roce del tiempo, mansamente, fue bruñendo su cuerpo de oro. Hasta que ayer renació en lubricán dorado para el enriquecido cielo del alquimista.



28 octubre 2020

UN RECUERDO (Microrrelato)



UN RECUERDO 

En mi pueblo todos los martes primeros de mes se formaba una cola de amas de casa, a veces tan larga, que venía el cabo de la guardia civil para que no se alterara la tranquilidad. Aquel llano separaba el grupo escolar de las viviendas de los maestros y servía como patio de recreo las mañanas de colegio, pero por las tardes, mientras los alumnos estaban en las permanencias, funcionaba casi como otra plaza más del pueblo y era allí donde el ditero llegaba con su moto Guzzi, se hacía oír con su bocina y sacaba su libreta. Las mujeres acudían para pagarle cada cual su dita y aprovechaban ya para verse, charlar y contarse unas a otras el devenir de sus vidas. A veces había tirones de pelos, por eso lo del cabo. Después de un buen rato anotando las entregas y contando las pesetas y los duros, arrancaba su motocicleta roja, se despedía hasta el próximo mes y enfilaba para el próximo pueblo. Mi hermano mayor era un muchachote que ya presumía ante las mozas del pueblo, fumaba cigarrillos de matalauva e hinojo y se peinaba con brillantina, y como no era muy amigo del trabajo en el campo, imaginaba maneras de ganar unas perras de vez en cuando. Se apañó para convencer al ditero de que era mejor para él venir los sábados que los martes. Y así ocurría que la explanada se llenaba también de niños cuando sus madres estaban haciendo cola con el dinerito preparado. El primer sábado del mes siguiente fue sensacional. Al cabo se le acumulaba el trabajo cuando mi hermano, con su pantalón negro, su camisa blanca y su gorro de plátano, llegó voceando "al rico coqui, al rico coqui".




27 octubre 2020

LEGADO (Microrrelato)

LEGADO 

Este verano he viajado al pueblo donde nací. Muchas veces antes había querido hacerlo, pero siempre acababa aplazando el proyecto por distintos achaques de madre. La necesidad de obtener una partida de nacimiento fue la excusa para decidirme. Me planteé pedirla telemáticamente, pero me pareció una buena ocasión para alejarme y descansar de mamá. Además, porque yo no conocía mi pueblo. Nací allí durante una estancia obligada de mis padres y cuando cumplí ocho meses trasladaron a padre y nos mudamos aquí. En pocos años un accidente se lo llevó y desde entonces mi madre y yo vivimos solos. Con la paga que le quedó, madre, viuda de un sargento de la guardia civil, pudo a duras penas seguir adelante con un crío de apenas seis años.
Curiosamente, el caserón donde nací, hoy es la librería y biblioteca del pueblo y sede del Juzgado de Paz. Me trataron muy amablemente y después de registrar mi solicitud, me emplazaron para recoger el papel al día siguiente. Pasé la tarde paseando y notando sobre mí demasiadas miradas. Dormí inquieto sin saber el motivo. Acudí temprano al juzgado y me entregaron la partida. Me dijeron hoscamente que nunca más pisara aquel pueblo.



12 octubre 2020

UNA SUERTE (Microrrelato)


UNA SUERTE

Me hace entrar en mi nuevo hogar con los ojos vendados. Imagino la entradita: pintada de blanco, plafón al techo, un mueblecito tocador con cajones, sin patas, cogido a la pared, rectilíneo todo, de fácil acceso. Así me lo describieron mis padres. Ya sin escaleras, mi dormitorio a la izquierda, con baño en suite. Dice que es mejor que sea el mío, que así tengo que moverme menos. También me dice que ha sido una suerte vender tan rápido la casa y comprar tan baratito. Y que me adapte tan bien a la silla de ruedas. Yo casi no contesto. No quiero ni preguntarle por mi moto.


UNA SUERTE 

05 octubre 2020

INVENTARIO (Microrrelato)



INVENTARIO


Ya estoy en casa, Lola, ya estoy contigo. Siento haber tardado más que habitualmente. El inventario no ha sido fácil, ¿sabes? Anda ven a mi lado, siéntate aquí. He hecho relación de todos los bienes que tengo, que valgan en un futuro para satisfacer demandas. Toma, ¿quieres un poco de agua? Dibujé una línea en el cuaderno haciendo dos columnas. Una la llamé “inventario” y la otra, “stock”. He seguido instrucciones que consulté por internet. Allí sentado en el parque, por mucho que pensaba, en cada columna solo he escrito tu nombre Lola. Anda, tráeme tu correa, vamos a pasear.



04 octubre 2020

UN LIBRO, UNA CANA


UN LIBRO, UNA CANA

A veces parece que las reglas convencionales de la física son solo eso, convenciones. A menudo veo que el tiempo no transcurre linealmente, de un principio en adelante, dejando atrás lo ya vivido, sino que, lo ya vivido, se queda constantemente presente, si bien se va solapando con otras vivencias que también se van quedando para siempre. El tiempo trabaja a tiempo completo, No sé, en una biblioteca cada volumen está en un lugar diferente, pero todos están disponibles al mismo tiempo. Hoy, por ejemplo, en el desayuno, con el último sorbito de café, te he mirado el pelo, he mirado tu pelo de hoy, y he pensado en esas canas como si fuesen el tinte del tiempo. Es tu pelo. La misma melena de ayer, de siempre. Pero hoy el color blanco nos confunde, no es el color de tu pelo, es todo lo vivido sobre tu cabello. Toda la vida.

Pasa cuando te beso ¿sabes? Sí, no lo puedo negar, es evidente que cada beso que te doy es un fugaz instante que se superpone a otros momentos insignificantes, pero ese pequeño beso, lo es todo. No sé cómo decirte. Un libro. Una cana. 




25 septiembre 2020

EL VIGILANTE (Microrrelato)



EL VIGILANTE

(El guardián del almario)

¡Qué gusto da verlo todo recogido y qué sensación de paz infunde la limpieza! ¡Hay tanto ajetreo durante el día! Todos por medio, tanta sangre…
Cuando terminan, los forenses colocan en su sitio el instrumental, apagan las luces y se despiden hasta mañana. Entonces aviso a las almas nuevas, que salgan a revisar sus cuerpos, y empaqueten las lágrimas que les han derramado, las penas que les dedicaron y también, si quieren, los corazones de sus cónyuges o los amores que les tengan prometidos.
Luego descansan en sus mesas, cosidos, lavados y en paz.
Aunque la eternidad solo dura hasta las ocho.



19 septiembre 2020

TAIJI (Microrrelato)

TAIJI
 
Exactamente lo mismo que decía cuando estaba viva. Que ahora esté muerta o conectada a esta especie de red wifi celestial, no va a cambiar mi forma de pensar. Es cierto que ahora mi ser no es sólo mío, sino global y que ahora formo parte de un sistema de acceso a la verdad, que soy pieza activa en la búsqueda de la razón y que, en resumen, ya no hay incógnitas porque estoy en la esencia de la respuesta. Pero todo es para nada. Sigo diciendo exactamente lo mismo. Una casita en el campo, un huerto, unas gallinas y una cabra.



01 septiembre 2020

SIEMPREVIVAS (Microrrelato)

 SIEMPREVIVAS

Yo era pequeño. Estudiaba primaria. Hace mucho de eso, pero lo recuerdo nítidamente. Cada domingo por la tarde, sin falta, acompañaba a mi padre al camposanto del pueblo para poner flores en la tumba de mi madre. Me llamaba la atención tanta devoción o, al menos, dedicación porque yo ni siquiera la recordaba. A mí madre, digo. Muy querida en el pueblo y considerada como una de las mejores maestras que ha tenido su escuela. También me llamaba la atención, casi me asombraba, tanto desperdicio de flores porque cuando mi padre quitaba las antiguas del jarrón para poner las frescas, estaban todavía esbeltas y bien vistosas, mi padre las llamaba siemprevivas, pero siempre acababan en el contenedor orgánico de la puerta del cementerio. Pasaban los años iguales en el pueblo, para mí y para mi padre, pero las flores siempre estaban esplendorosas. Ya en secundaria, un año me tocó el aula donde mi madre estuvo su último curso y, como compañera de pupitre, la chica más bonita del pueblo. Desde aquella vez que se me ocurrió hacerlo por primera vez, tomé la costumbre de llevarme a casa cada domingo las flores de mi madre y, en vez de tirarlas, las saneaba y formaba un bonito ramillete y al día siguiente, lunes, se lo daba a Herminia a la par que ella me sonreía.

Tras unos meses, mi padre me explicó que se acababa no sé qué concesión y que había decidido recuperar los restos mortuorios de madre y mandarlos cremar. Aquel domingo de mayo fuimos al río para esparcir sus cenizas a donde más fuerte fuera la corriente, no quería mi padre aguas estancadas que pudieran hacer costumbre, sino aquellas otras siempre vivas, claras y renovadas. Al verterlas sentí un temblor inesperado. Mi padre me abrazó no sé bien si para consolarme o para sentir consuelo.

Al día siguiente Herminia no vino a clase. Nos enteramos que había estado con su familia donde la playa del meandro y que la poza se la había tragado.  Desde el puente dejé caer al río las últimas flores.

Mi padre lloró conmigo.




28 julio 2020

EX LIBRIS (Microrrelato)

EX LIBRIS (ERATÓ)

Al poco de irnos a vivir juntos comencé a observar que mis pensamientos se iban haciendo algo así como poéticos, no se, al menos, literarios y que, a ratos, mi forma de hablar era acompasada y sonaba agradable, aunque quizá algo compleja. Ella, sin embargo, parecía entenderme pues festejaba todas mis ocurrencias.
Un par de meses tardé en darme cuenta de que aquella casa estaba llena de versos sueltos. No ocupaban espacio, digamos que flotaban invisibles por todas partes. Y yo aprendí a notarlos, a leerlos, a sentirlos y fue un don para mí. En un año gané varios premios de poesía y mis libros fueron traducidos y comentados en revistas de literatura.
Fue cuando me dejó por otro, que la fuente empezó a secarse, como si las palabras se fueran disipando con la respiración. Ya no tenemos nada íntimo, me dijo, y se fue, llevándose todas mis palabras.



14 julio 2020

EL CROMATÓGRAFO (Microrrelato)



EL CROMATÓGRAFO

Diseñó una aplicación que funcionaba de forma parecida a los análisis médicos de detección por sistemas reactivos, como la prueba del embarazo por ejemplo o de la Covid-19, que le aplicas unas gotas al reactivo y salen unos marcadores de color que arrojan un resultado positivo o negativo según los casos. Aunque lo suyo no era de laboratorio, en su app había combinado muchos elementos reactivos, pero todos virtuales, nada físico, de forma que, cuando la implementó en su ordenador, funcionaba como un curioso procesador. Primero introducía un texto escrito y luego lo leía con su propia voz, con la entonación adecuada, el volumen correcto, la cadencia precisa y el énfasis requerido. Entonces la pantalla le mostraba unas manchas coloreadas, una imagen, imprecisa de formas, pero muy bien delimitada por zonas de color, de múltiples colores, en todos los tonos de intensidad, de todas las gamas primarias y todas las combinaciones posibles entre ellos. Cada color era el reactivo de un concepto diferente. Así analizaba si el texto era más o menos romántico, o quizá pasional, si resultaba fácil su comprensión o era demasiado complejo, cuánto tenía de originalidad, de fantasía, de científico o de absurdo, cómo llegaba a emocionar, a intrigar, o incluso a asustar, en fin, calibraba si el escrito estaba bien ponderado en la búsqueda de sensaciones. A la vista del resultado que mostraba la pantalla, con el ratón modificaba a su conveniencia las zonas de colores, aumentando o disminuyendo, destacando o difuminando según qué áreas, hasta lograr el efecto plástico deseado, que estampaba sobre lienzo. Luego revertía el proceso para generar un texto nuevo, basado en el original, pero mejorado cromatográficamente. Sus lectores decían que flipaban en colores y con su obra pictórica le gustaba realizar exposiciones que hacía coincidir con la aparición de sus nuevos éxitos editoriales.





03 julio 2020

GAMBITO (Microrrelato)

GAMBITO

Después de peón cuatro rey y siete movimientos más, resuelta la apertura, veo que tengo varias opciones para seguir. Una variante me puede adentrar ya en un bonito ataque, pero puede ser prematuro y salir mal. Otro movimiento, más posicional, me serviría para organizar una partida mejor elaborada, pero tú seguro que lo adivinas y eso tampoco me vale, esa estrategia es muy común y todos la desechamos. Un salto de caballo puede valer, quizá parezca que voy a por aquel peón cuando en realidad lo que quiero es dejar hueco para una escaramuza. Varias jugadas de distracción más y algunos movimientos tácticos dejan ver ya perfectamente planteado el medio juego. Ahora hay que moverse con mucho aplomo para afrontar el final... 

Te vas quedando sin piezas, sin apoyos. Se te caen las torres. Los peones se van uno tras otro. Tu dama sucumbe. Alguna casilla negra tienes que atravesar, pero vigilando la diagonal del alfil que desde lejos te tiene condicionado... Pero es que hay que lograr una posición favorable para obtener ventajas posteriores.

  Para contarte lo que es la vida, hijo, lo intento sobre mi tablero de ajedrez ¿me ves? Lo que pasa es que yo no soy un jugador que medite sus jugadas. Yo no vi mis oportunidades y nunca quise verme comprometido. Me escaqueaba por los escaques, ja ja ja, qué risa. La presión me pudo, me sentí derrotado y abandoné. Me di cuenta de que la partida no jugada era la buena. ¿Me ves?



29 junio 2020

PERMUTA (Microrrelato)


PERMUTA

Yo a veces uso la palabra "animal" como adjetivo para significar que una persona hace uso excesivo de la fuerza o se comporta de manera violenta, maleducada o desconsiderada con los demás, o también para calificarlo de rudo e ignorante. Sin embargo sé perfectamente que un individuo de cualquier especie animal nunca hace uso excesivo de su fuerza, solo el necesario, ni se comporta de forma maleducada ni desconsiderada, ya que el ser educado y considerado no son cualidades animales. Tampoco son rudos e ignorantes, son así porque no pueden ser refinados y eruditos. Por lo tanto, además de redundante, es impertinente decir que un animal (sustantivo) es muy animal (adjetivo).
Pienso ahora en la palabra "humano". Si la uso como adjetivo es para designar cualidades específicas de las personas ya que "humano" es el término para nombrar al individuo de la raza humana. También sería impertinente decir que las personas son humanos. No lo sería, en cambio, decir que las personas son humanas (aunque en este caso no estoy seguro que actúe como adjetivo).
Lo curioso es que los componentes etimológicos de "humanidad" son: humus (tierra), -anus (sufijo que indica pertenencia o procedencia), y -dad (sufijo que refiere cualidad). Lo que nos sitúa como una especie enteramente terrenal.
Pero la palabra "animal" viene del latín animal, animales, ser vivo, ser animado. De la familia etimológica de ánima, alma.


17 junio 2020

DESCORAZONADO (Microrrelato)


DESCORAZONADO

Fue mi perdición. ¡Saber que era la última vez que lo miraba mientras se alejaba en su coche! Volvió la vista y vio mi pena. La sorpresa primero y la incomprensión después me enmudecieron un buen rato. Luego, todo lo fuerte que pude le ladré al viento.


09 junio 2020

CÓMO (NO) AMARTE (Microrrelato)



CÓMO (NO) AMARTE

Siempre insegura. Tanto tiempo juntos y nunca convencida. Los primeros años lo llamaste pasión, enamoramiento, las hormonas decías, ganas de sexo. Yo me esforzaba mucho para quitarte esa idea y me mostraba romántico, atento, pendiente siempre de ti. Pasaron algunos años, pero nada te llenaba. Después, admitiste que sí, bueno, que era cariño, como en una educada convivencia de pareja. Yo no quería que pensaras así e intentaba con afán parecerte más fogoso, hasta resultar empalagoso y posesivo. Olvidé amistades para estar más tiempo contigo. No fue suficiente. Decidí dejar el trabajo para vivir de las rentas. Tampoco resultó. Luego, ya decías que solo era la inercia lo que nos unía. Mandé a paseo mis aficiones. Cada minuto juntos y seguías sin creer que mi amor fuera verdadero. Incluso me hiciste llegar a dudarlo. Pero probaste a decirme adiós.
Amor de mi vida, tanto tiempo pasado no me sirve de penitencia. Aun hoy sigo expiando la culpa de no haberte amado.



04 junio 2020

ENCUENTRO EN LA CERTERA FRASE (Microrrelato)

ENCUENTRO EN LA CERTERA FRASE

-   Tantos días de turbación esta primavera, querida Pili, han hecho crecer muchas cosas a la par que las flores de nuestro jardín.

-   Sí, Juanillo, las flores crecen porque les vamos haciendo sitio, codo a codo, entre las luces nuestras, de días y noches, de soles y estrellas.

Y los dos se fundieron en el vuelo de sus cuerpos, piel de pétalos, donde residen indemnes las mariposas.



01 junio 2020

MOONWALKER (Microrrelato)


MOONWALKER

Sale del parking comunitario bajando la ventanilla del coche. Se oyen compases de un tema de Michael Jackson (…People always told me be careful of what you do…). El momento de espera en la rampa, mientras accede al carril, lo aprovecha para sacar el brazo y mandar un beso al tercero ce (…and don’t goa round breaking Young girls hearts…). Está muy adelante, retrocede un poco para que pase bien el autobús. Mira hacia arriba (…and mother always told me be careful of who you love…) y ella sigue allí, con una mano en sus labios y la otra en su vientre. El coche se le va un poco y tiene que corregir hacia atrás de nuevo. Unos pocos segundos y ya se incorpora al tráfico (…and be careful…) cerrando la ventanilla (…of what you do…) y diciendo para sí “quizás mañana se lo diga ya, de una vez” (…’cause the lie becomes the truth…).  
…La gente siempre me dijo, cuídate de lo que hagas…
…y no vayas rompiendo corazones de jovencitas…
…Y mi mamá siempre me dijo cuídate de quien amas…
…y sé cuidadoso de lo que haces porque la mentira…
…se convierte en realidad…
(Traducción del fragmento de Billie Jean)



27 mayo 2020

SINO (Microrrelato)



SINO

Era el espíritu de la contradicción y de la contrariedad. Sus versos buscaban la controversia. Sus cuentos nada contaban. Llenó su vida de escritos que fueron descritos como vacíos. Para todos fue un don nadie. No lo entendían y él se desentendía. Hasta que puso fin a su historia y nos hizo ver que, en sus microrrelatos, el sinsentido era lo más significativo.



20 mayo 2020

LA CITTÀ ETERNA (Microrrelato)



LA CITTÀ ETERNA

Ella nunca lo había pensado, ¿tanta felicidad podría durar la vida entera? ¿Cómo saberlo? La boda había sido de película, todo salió a pedir de boca, el maravilloso vestido de encaje de bolillos diseñado por Valentino, las vistosas y coloristas flores por todas partes, el ramo con peonías, la ceremonia en la capilla principal de la Archibasílica de San Juan de Letrán, hasta la ristra de latas viejas arrastrando tras la limusina de lujo alquilada.  El trayecto recorrido fue apoteósico, la gente miraba y aplaudía a su paso, y el recibimiento en el porche del hotel Trevi, con alfombra en la escalinata, impresionante. Las cámaras de los paparazzi de la prensa del corazón iluminaban sus pasos con los flashes y las televisiones reportaron la noticia del enlace matrimonial de la afamada ex presidiaria.

Antes era una perfecta desconocida, anónima total. Pero fue puesta en libertad por la Corte Suprema di Giustizia, por falta de pruebas, tras un proceso muy mediático al haber estado acusada del asesinato del santo padre el papa Giovanni I.

Las mismas televisiones y los mismos reporteros, quizá aún más, volvieron al hotel la mañana siguiente al saltar la noticia de su muerte. El servicio de habitaciones la encontró en su cama cubierta de sangre, degollada.

Nunca lo había pensado, hasta que se vio allí delante de la Fontana mirando las parejas que arrojaban monedas y sacaban sus fotos de recuerdo, - ¿será verdad que se cumplen los deseos, cariño? -  preguntó deseando que así fuera.



15 mayo 2020

ELLA ERA MÁS DE KING CRIMSON (Microrrelato)


ELLA ERA MÁS DE KING CRIMSON 

Dicharachero, simpaticón, y no demasiado feo, con su bonita melena y su guitarra enamoró a mi chica. Le apodábamos "el auténtico". Tenía que ver con su sinceridad y con el hecho de que cantaba todas las canciones de Aute. Éramos amigos desde la niñez hasta que desaparecieron del mapa. Él y mi chica.
Casi treinta años después, ella contactó conmigo a través de una app de citas. Así supo que yo seguía soltero. Me sorprendió su interés y acepté vernos.
Esperando el metro, cuando acudía al encuentro, una melodía provocó mi atención. Giré el pasillo y lo vi. Era el auténtico, con su guitarra, entonando anda quítate el vestido las flores y las trampas. No estoy seguro de que me reconociera, pero me miraba con aquellos ojos del instituto. Opacos entonces para mí, se tornaron claros y en ellos pude ver la historia que me había sustraído. Le puse en el platillo el dinero que llevaba preparado para pagar la cena con mi cita y me di media vuelta. Ya estaba bien de encuentros aquel día.




11 mayo 2020

LAPSO (Microrrelato)



LAPSO

El pensamiento no se presentaba en palabras que pudieran tomarse como punto de partida para desarrollar una secuencia lógica y llegar a un final, sino más bien como un cúmulo arrollador de sensaciones que acudían vertiginosas a mí, recorriéndome desde la frente hasta la punta de los dedos. Cada una de esas sensaciones provocaba un cambio perturbador y al mismo tiempo promovía el presentimiento de una felicidad inminente y desconocida como si viniera, desde un fondo oscuro, para entrar en un ámbito nuevo jamás antes abierto de otra manera.
Entre tanto, mis mismos pensamientos parecían haberme alejado del sentimiento de relación con la avioneta. Estaba pilotando mecánicamente, perdido en mi interior.
Envolviéndome, girando a mi alrededor con los movimientos del aeroplano, el paisaje llegaba hasta mí con la sensación de soledad y abandono que parecía esperarme al final de todos mis pensamientos, como si éstos, en su discurrir, se encontraran con una barrera infranqueable detrás de la cual se asomara la esperada respuesta.
De pronto, el mar de pinos se abría para dejar ver un amplio panorama de llanuras que se desplegaban a mi frente mostrándome múltiples parcelas, pequeñas porciones de paisaje que se necesitaban unas a otras para ser paisaje y que se sucedían para ser un vasto paisaje. Sentí la soledad como un objeto que perdía su transparencia y se hacía casi palpable. Al mismo ritmo mi pasado se quedaba más y más atrás, no olvidado sino ajeno.
Pero atravesar el espacio sin límites del valle, descendiendo desde las montañas bajo una luz neutra y sin sombras, tenía algo engañoso, era como asistir a un espectáculo en el que un gesto de prestidigitación hiciese que la realidad se perdiera en un velo de falsas apariencias.
Al volver la luz me quedé en mi asiento resoplando, descontrolado, adaptándome al nuevo ambiente, tras aquella inesperada variación. Sin poder articular movimiento alguno hasta que reconocí la gran pantalla semicircular del Cinerama que, ahora, también se había quedado en blanco.



07 mayo 2020

ENSAYO ERROR (Microrrelato)


ENSAYO  ERROR

Fue poco tiempo. Tuvo alquilado el apartamento pared con pared al mío. Por las zonas comunes se la veía feliz, siempre sonriente. Eso sí, bastante poco comunicativa. En el ascensor, por ejemplo, siempre me cedía el turno para subir o bajar cuando coincidíamos. Ella quería ir sola. En la zona de la piscina siempre se colocaba en un rinconcito del jardín. Buscaba intimidad, pero no, no se escondía de nadie, sus topless al sol eran de dominio público. A mí me caía bien. Vivía su vida sin meterse con nadie. Yo la admiraba.
Desgraciadamente, desde que pasó lo que pasó en mi apartamento, en la época en que me cambiaron la medicación, cuando los servicios sociales me quitaron a mi hijo, cuando dejé de ver a mi esposa (que no sé dónde se metió que no la he vuelto a ver), ella fue testigo único, aquella noche tan larga, de tantas sirenas, sí, fue entonces cuando dejó el apartamento. Se fue a vivir quién sabe dónde.
Pero hoy he vuelto a verla, tan sonriente. Ha regresado. De nuevo se ha instalado la modélica vecina en el apartamento que linda con el mío, gracias al señor juez de instrucción que ha ordenado la reconstrucción de los hechos.




05 mayo 2020

EDUCACIÓN EN LÍNEA (Microrrelato)

EDUCACIÓN EN LÍNEA
(Redacción de un alumno de la E.S.O.)

Mi madre dice que las tareas de la casa se tienen que hacer por la mañana y bien tempranito, para que luego se pueda cocinar sin prisas. Lo primero es abrir las ventanas para hacer las camas y recoger los cuartos. Ahí estamos desayunando mi hermano y yo (creo que mis padres desayunan antes de las ocho porque yo nunca los veo). Cuando nos ponemos en el salón (que mi padre lo ha transformado en aula) y sacamos los libros y los cuadernos para nuestras tareas, es cuando encendemos el PC para que vaya arrancando porque es un poco antiguo y es lento (mi padre dice que si esto sigue así vamos a tener que cambiarlo). Cuando ya está operativo coincide que toca pasar la aspiradora. Por eso nos ponemos con los ejercicios, porque las materias necesitan el sonido del ordenador. Así que mi hermano y yo hacemos los problemas de los deberes levantando los pies para ayudar con la aspiradora. Ya luego pasamos al inglés, hacemos primero los listening, luego los speaking y los exercises. A veces tenemos que repetir varias veces porque mi madre se pone música para moverse por la casa y no nos enteramos muy bien. A ratos mi gata Mina se acuesta en el teclado. Las mates las dejamos para un poco después, oliendo a puchero, oyendo el silbido de la olla exprés, casi la casa en calma ya, si no fuera por mi padre, que de vez en cuando dice alguna frase en voz bastante alta (para que se entere mi madre desde la cocina). Hoy por ejemplo ha dicho a voces:
-          -   Con tanta Classroom de la leche, que yo tenga que teletrabajar desde el móvil, veremos a ver la facturita de los cojones.
Señora ministra, pese a todo, sepa usted que mi hermano y yo sacamos buenas notas y que cuando seamos mayores tenemos pensado ser maestros. Alguien tiene que arreglar esto.



01 mayo 2020

AJUSTE (Microrrelato)


AJUSTE

Yo quería provocarle una necesidad de estar a mi lado siempre, casi una dependencia a ser posible, que se sintiera confortable, a gusto, perenne residente en la seguridad de mi mano amiga y acompañante de mis decididos pasos, buscadores de un mundo común donde besarnos.
Siempre se lo decía, cada día. De muchas maneras. Le explicaba mis planes usando argumentos nuevos cada vez. Argumentos que parecía no compartir. Oponía los suyos a los míos y siempre prevalecía su criterio. Empecé a buscar la fuente de sus negativas y la encontré. Estaba escondida entre la L4 y la L5. Un golpe certero de martillo la convenció. Sí.
Desde entonces permanece siempre conmigo y, aunque depende enteramente de mí, la hago sentirse confortable y a gusto, su seguridad no está comprometida de mi mano y siempre viene conmigo allá adonde yo vaya. Solo me queda encontrar el rincón donde acepte mi beso.


25 abril 2020

LO QUE VALE UN PEINE (Microrrelato)


LO QUE VALE UN PEINE

A veces enajenado y  confuso, a veces dócil y aplacado, el cabello se amolda al tiempo.
Mi pelo moreno, gris o ya cano. Su melena castaña, teñida o decolorada. Ella me lo corta con la máquina. Yo le pongo los tintes. Más largo el suyo y casi rapado el mío. Lacio y en calma en ocasiones, u ondulado cual la brisa de poniente. Suelto al aire o recogido de los malos vientos. Su pelo, siempre bonito y amoroso. El mío, más ralo e hirsuto, traviesa coronilla, flequillo inquieto.  Es curioso que usemos el mismo peine. Este que tiene, lo he contado, treinta y nueve púas.



14 abril 2020

LA HOJA (Microrrelato)


LA HOJA

De sus labios con su mano llevó un beso a su nombre, grabado en el mármol y al colocar aquella rosa roja junto a él, una hoja seca que parecía bailar con la brisa distrajo su atención. La siguió con la vista y observó cómo se desplazaba acariciando el suelo, besando la hierba, buscando un recoveco, un remolino para darse un fugaz abrazo con su pie. Esa hoja dorada. La hoja muerta.


29 marzo 2020

EL REFUGIO (Microrrelato)

EL REFUGIO


En sus tardes vacías siempre se sentaba en este banco. El abuelo me contó una vez su historia, no la suya sino la de este banco. Fue hace mucho tiempo. Yo era muy pequeño y la verdad no sé cómo puedo ser consciente de aquella conversación porque, cuando él hablaba, no parecía dirigirse a mí. En realidad, creo que hablaba solo. A veces el abuelo se quedaba absorto en sus pensamientos mientras me veía jugar. Lo cierto es que yo barajaba mis puzles en la mesa del saloncito y él estaba sentado al otro lado mientras me cuidaba. Así pasábamos muchas tardes. Aquellas que mi madre trabajaba de turno en el hospital. Recuerdo muchas, muchas. Todas iguales se me amontonan en la memoria, pero aquella tarde, ésta a la que me refiero hoy, acaba de ponerse encima de todas y ha subido sus persianas y corrido las cortinas. Hoy tengo toda la luz de aquel recuerdo.

Este banco fue su cama muchas noches, muchos años atrás, cuando se hizo mayor y tuvo que dejar de ser un tutelado y otro chico, más pequeño y más desvalido, heredó su sitio. Este banco también fue su mesa, su casa. Con su primer trabajo, poco a poco, se fue permitiendo algunas mejoras en la vida, pero de esa época el abuelo no contaba nunca nada, solo que volvía al banco casi a diario, hasta que se enamoró y pudo formar una familia. Luego, solía ir al banco cada vez que quería pensar tranquilo y tomar decisiones. Después, se sentaba a veces, cuando solo quería despejar la mente o recordar. Pero esto último solo lo sé desde que mi padre trajo el banco a casa y lo puso en el jardín, pocos días después de que el abuelo se instalara en nuestra casa. 

El banco estaba originariamente en una pequeña plaza que los vecinos llamaban la placita del rincón, porque al parecer no tenía nombre en el callejero oficial. Aquella plaza estaba al abrigo de los vientos otoñales en un jardín triangular y en un recoveco entre árboles corpulentos que proporcionaban sombra y fresco en los veranos. Cuando el abuelo se enteró de que toda aquella zona iba a ser demolida para llevar a cabo una actuación urbanística, alquiló una furgoneta, y una tarde noche, con ayuda de su hijo ya muchachote (mi padre), desmontó el banco, lo cargó y se lo llevó a su casa. Allí, en su estudio, lo ha tenido todo su tiempo productivo como pintor de éxito. Sus alumnos y las visitas que a veces tenía lo usaban para verle trabajar sus creaciones, pero luego, ya de noche, después de haber cenado, el abuelo se sentaba un rato a meditar, o, como él decía, a repasar el día vivido y mostrar su agradecimiento.

Después del ictus y su larga estancia en el hospital mi padre lo cuida en casa y, ahora que ya puede salir al jardín a pasearse y comienza a expresarse con algo más de facilidad, ha decidido traerle su banco. A la recachita del jardín, bajo el aguacate, no sé si es el solecito lo que le ilumina de nuevo la mirada.




24 marzo 2020

GRACIAS (Microrrelato)


GRACIAS

Nunca supo quién era. En realidad tampoco pudo saber si era una persona o fueron muchas. Cuando la atendían y la cuidaban y la vigilaban y le hablaban y le daban ánimos para seguir soportando aquellos días de UCI, a veces lograba entreabrir algo los ojos pero solo llegaba a ver unas gafas, una mascarilla y un traje blanco. Después, la vorágine del alta médica, la vuelta a casa, la familia, crearon como una amnesia sobrevenida que en pocos días se fue disipando y quiso, o deseó fuertemente, recordar el rostro o los rostros de aquellos ángeles. Pero no pudo conseguirlo. Hoy, tantos años después, su memoria no funciona, no reconoce a su familia, está en su casa perdida en el tiempo. Solo nos habla de vez en cuando para decir siempre lo mismo:  Por favor, enséñame tu cara para acordarme siempre de ti.



20 marzo 2020

LAS VACACIONES DE TU VIDA (Microrrelato)



LAS VACACIONES DE TU VIDA

En la oficina no solo procuraba una limpieza y un orden casi maniáticos, también intentaba mantenerla perfumada toda la jornada a base de esencias que, gota a gota, iba poniendo aquí o allá cuidando de abarcar bien todos los espacios. Le gustaba alternar los aromas cada varios días para ir cambiando también los ambientes de la oficina con los carteles, posters y láminas de aquellos lugares paradisíacos del mundo que ella conocía tan bien.

Los ratos que no tenía clientes en la agencia los dedicaba a estudiar pormenorizadamente todos los atractivos culturales, folclóricos, arqueológicos, culinarios, paisajísticos, playeros y de toda clase reseñable de aquellos maravillosos parajes. Así seguía adquiriendo contínuamente unos conocimientos que luego le servían para vender paquetes vacacionales para cualquier tipo de viajeros.

Teresa tenía una cultura turística increíble. Conocía de cada ciudad hasta itinerarios, líneas de metro, calles peatonales, parques infantiles, en fin, que a cada cliente le aconsejaba lo que parecía mejor para las necesidades de su familia y aquello que mejor se adaptaba a sus deseos. Según la edad de sus potenciales clientes, les hablaba de fechas de conciertos, de bonos para museos, de paquetes gastronómicos, de excursiones, senderismo, aventura extrema… Teresa lo sabía todo.

Trabajaba allí desde que terminó el instituto. Su madre, al quedar viuda, no quiso cerrar la agencia de viajes que el marido, padre de Teresa, había mantenido tanto tiempo. No tenían otros ingresos más que los que generaban las vacaciones de los demás. Escasamente dos años después Teresa también perdió a su madre. Pocos meses pasaron y un chico que parecía que la rondaba se fue a la academia de la Guardia Civil y nunca supo a dónde lo destinaron siquiera. Treinta años hace ya.

Teresa, mientras intenta ahorrar para irse muy lejos, se refugia en todos los rincones del mundo, a los que viaja, desde su silla del ordenador, en aquel avión de plástico y purpurina que, a treinta centímetros de su mesa, nunca acaba de despegar.



03 marzo 2020

DEMIURGOS (Microrrelato)

DEMIURGOS

Gustavo había sido un lector empedernido desde pequeño, sus padres primero y sus profesores sucesivos después, se habían ocupado de alimentar sus lecturas. Pero un desgraciado accidente pirotécnico durante la mili lo dejó ciego.
Algunos años pasaron hasta que pudo salir del hoyo oscuro de su pena. Con la llegada de la tecnología smart alcanzó la magia de su curación a través de los audiolibros.
Logró su sueño cuando terminó la carrera de Psicología y pudo montar una consulta. No le aportaba demasiados ingresos pero sí los suficientes para vivir sin trampa ni cartón, como él quería. Los audiolibros llenaban sus horas muertas dando vida a su cada vez mejor alumbrado entendimiento. Progresaba sin sobresalir demasiado pero su criterio y sus opiniones iban ganando enteros en el gremio y él era consciente de ello.
El día que Clara llegó a su consulta fue un punto de inflexión muy importante en su carrera. Clara era una mujer recién divorciada que no creía poder superar aquel trance. En sus sesiones con ella, Gustavo oía atentamente cómo Clara buscaba canalizar su vida al margen del malogrado matrimonio. Acostumbrado como estaba a oír ensayos, novelas, cuentos y otras narraciones, notó en aquellas pocas sesiones una especialísima sensibilidad en las disertaciones de Clara y una espontánea literariedad en la forma de hacerse entender.
Por eso y después de pensarlo detenidamente le ofreció a su paciente, como terapia, que se apuntara en un taller de literatura.
A Clara le fue estupendamente. Tanto que seis meses después estaba en el Fnac un jueves y en El Corte Inglés el sábado, firmando ejemplares de su primer best seller "Nada de aquello fue tuyo".
Su editor (según rezaba la solapa de la contraportada del libro) abandonó su antigua profesión cuando la conoció, para poner en marcha la Editorial AlmasNuevas.



16 febrero 2020

EL PENDIENTE (Narración corta)


EL PENDIENTE
Preámbulo
A alguna vecina de las que viven por encima de mi piso, en algún momento, mientras estaba asomada a la ventana del ojo patio, quizá tendiendo la colada, quizá fumando un cigarrillo, quizá hablando por el móvil o quizá limpiando el polvo de las persianas, quien sabe, se le cayó un pendiente de alguna de sus orejas y vino a caer dentro del bolsillo del pecho de mi camisa favorita, que mi esposa tenía colgada en el tendedero.
La joya no era una baratija, sino que era de buen oro y no muy pequeña, pero la vecina que fuera la dueña no debió darse cuenta del suceso pues nadie bajó a mi casa a reclamarla. Tampoco se oyeron comentarios entre vecinos acerca de si alguien se había encontrado un pendiente por el portal o en el ascensor, ni se le hicieron encargos a la limpiadora del bloque de que tuviese especial cuidado al limpiar todas las zonas comunes. Como Ángela (mi esposa) y yo ignorábamos la procedencia del pendiente (ni imaginada entonces), tampoco intentamos encontrar a su dueña entre las vecinas, por lo que pasaron los días sin que nada se oyera acerca de aquella alhaja en toda la comunidad. En casa tampoco, pues mi esposa, el día que lo encontró, cuando recogía la ropa tendida, después de mirarlo un buen rato, lo guardó en algún escondite personal y no dijo nada del asunto hasta algunos días después, tras haber puesto en marcha sus mecanismos de alerta, de observación y de especulación, intentando “emparejar” aquel objeto encontrado entre mi ropa con algún gesto, actitud o incluso despiste mío que delatara alguna supuesta infidelidad.
Hasta aquí lo que os cuento, como podéis imaginar, ha sido deducido por mí después de muchas horas de quebraderos de cabeza, pero he llegado a la conclusión de que esa casualidad se produjo de verdad y sin lugar a dudas, pues no existe otra posible explicación para que aquel pendiente se encontrara en el bolsillo de mi camisa, hecho que, como ahora os narraré, no fue sino la primera de una serie rocambolesca de ocurrencias que, precisamente por su causa, acontecieron y se sucedieron.
Pero, al ser una historia que se ha ido conociendo a posteriori, según iban acoplándose las piezas del puzle que aparecían de forma aleatoria y aparentemente inconexas mientras pasaban los días, vais a permitirme que lo cuente en tercera persona. No por cuestión de estilo, que también, sino, más que nada, porque al conocer ahora, antes de empezar, todas las claves del relato, debo narrarlas en su orden preciso para facilitar su entendimiento y esto debe hacerse desde la omnisciencia, ya que, por parte del lector, no se entendería que yo supiera o conociera algunas cosas sin haberlas vivido o presenciado. Eso revestiría mi relato de una total incredulidad. Así, estando el narrador exento de las cortapisas que imponen el trascurso lineal del tiempo y el rigor del espacio, el relato será libre de autor, pues se irá contando solo.  Pero creo que podré, qué menos, tomarme la libertad de ir poniendo títulos a las fases de la historia.
FASE 1
LA CONJETURA
Aquel viernes se presentaba especialmente interesante para Simón y Ángela. Habían quedado para comer con Susana y Ariel después de varias semanas sin verse, luego, como solían, alargarían la sobremesa charlando ante los cafés hasta que llegara la tarde. El plan estrella era acudir primero a una exposición de pintura para “ir abriendo boca” y luego asistir a la lectura poética que daba Carlos. Sin duda, el día lo despedirían entre copas y risas, despejando las mentes y devolviendo sus conciencias al mundo real, tan ordinario. Al mismo tiempo que Ángela le planchaba la camisa, Simón recibía un email en su móvil que lo citaba para una entrevista de trabajo a las 13:00 horas del martes.
Horas antes, la tarde del jueves, en dos lugares distantes se estaban produciendo dos deliberaciones distintas. Por un lado, en una reunión entre el psicólogo de la empresa y el departamento de recursos humanos de Sincuitas S.A. se seleccionaba y se elegía a un candidato para el puesto de inspector de siniestros. La empresa buscaba una persona disponible para desplazarse a los domicilios particulares de los asegurados que hubiesen presentado algún parte con el fin de fotografiar los desperfectos reclamados (daños por agua, roturas de lunas, etc) en el sector de hogar, también a las empresas que pretendieran reposición de material informático y también a los talleres de mecánica y chapa del automóvil. Por el otro lado, en silencio y en solitario, Ángela seleccionaba y elegía un nombre de mujer. Ella buscaba, de entre sus amistades, alguien que, a su juicio, pudiera ser capaz de engañar a su pareja y que, al mismo tiempo y en alguna ocasión, hubiera compartido con Simón ciertas simpatías o carantoñas que pudieran haber llegado a algo más, o, más concretamente, a convertirlos en amantes.
El viernes no resultó tan agradable como esperaban para ninguno de los dos. Simón no podía dejar de pensar en la posibilidad de encontrar trabajo tras el largo periodo de inactividad. Tanto tiempo en el paro no solo había ido mermando poco a poco la cuenta de sus ahorros, sino también, y sobre todo, su ánimo vital, su característico talante optimista, su original sentido del humor y, por ende, sus más interiores apetitos. Ángela tampoco podía dejar de pensar en la posibilidad de que se revelara como cierta aquella sospecha que ahora estaba empezando a contaminar hasta la forma de mirar a su pareja, a sus amigos, hasta la manera de entender las palabras, las miradas y los gestos.
La comida fue normalita. Los cafés se quedaron fríos. La tertulia de la sobremesa se hizo tediosa. Susana y Ariel, entre ellos, se susurraron que ese ánimo enrarecido quizá fuera culpa de alguna posible contienda de pareja entre ellos y trataron de levantar los ánimos. Durante la exposición (más interesantes las pinturas que las esculturas) Ariel se dedicó a inventar comentarios inteligentes y jocosos para distraer a Ángela de sus preocupaciones, aunque ella estaba muy pendiente de Simón y Susana, que, a corta distancia, parecían respirar otros aires, conversando de otros temas, disfrutando el uno del otro. Carlos era amigo común de los cuatro y su lectura, compuesta en su mayoría por poemas amorosos (magníficos poemas que trataron de hacernos sentir el amor que conocemos y también el amor que intuimos), no contribuyó demasiado a calmar tempestades. Las copas quedaron aplazadas para otro momento y sobre las once de la noche Ángela y Simón ya estaban en la cama mirando sus móviles. Menudo viernes.
Durante todo el fin de semana, Ángela buscó pistas que apoyaran su sospecha. Con la excusa de limpiar el estudio y de ordenar tantos papeles, fisgoneó sus escritos y todo aquello a lo que pudo tener acceso en el despacho de Simón. Se detuvo en leer un par de folios mecanografiados, sin firma, que se encabezaban con el título “Gracias a una tal Susana” que aparecieron por allí, debajo de unos libros. Era un micro relato y llegó a pensar que su marido lo tenía escondido, pero en realidad estaba allí porque Simón quería colgarlo en el blog que administraba sobre “Pequeña literatura mayor” (así se llamaba el blog). Aquel relato de Carlos hablaba de una relación infantil entre niño y niña, truncada por la inesperada mudanza de la familia de ella, que era recordada con ¿amor idealizado? por el niño, ya adulto, y terminaba con un párrafo, casi una posdata, que Ángela interpretó como una vehemente llamada hacia la mujer que hoy fuese aquella niña llamada Susana para satisfacer aquellos deseos de encuentros que quedaron flotando u orbitando durante el tránsito de la infancia hacia la adolescencia y madurez y que, al parecer, del niño al hombre (según pensó Ángela) transformaron la inocencia en concupiscencia.
A falta de otras cosas, Ángela pensó conexiones extrañas de aquel relato con la aparición del pendiente en la camisa del marido y, por la coincidencia del nombre, pensó en su amiga Susana. Cuando Simón se la presentó ya estaba casada felizmente con Ariel pero cuanto más la trataba, más se notaba que mantenían una relación bastante abierta. Él era un buen jugador de ajedrez, miembro del equipo federado de la ciudad que participaba en torneos interprovinciales. Viajaba a menudo con su equipo para librar las partidas de la liga de ascenso a la categoría preferente. Esto (pensó Ángela) dejaba mucha libertad y mucho tiempo de ocio a la tal Susana. Ella, Susana, era una mujer sin complejos, muy moderna vistiendo y decorando su casa, enemiga de las simetrías, le gustaba maquillarse y tatuarse con henna, así los temas tatuados eran temporales pues se iban borrando o diluyendo con el tiempo y el aseo. Así podía lucir de vez en cuando tatuajes para pocos días o incluso para únicas ocasiones. Su melena era otro elemento a tener en cuenta en su look. Sus cortes y sus peinados huían de la simetría y, a veces, usaba rapados y extensiones que modificaban su aspecto espectacularmente. De pronto, recordó que Susana solo tenía perforada una oreja. Llegó a la conclusión de que aquella niña Susana que había encontrado en el estudio, era la misma Susana que años atrás Simón le había presentado como compañera de estudios del instituto, la misma Susana con la que compartía cenas y visitas culturales, la misma Susana, la misma Susana.
Huelga decir que todo eran figuraciones de una esposa celosa que, últimamente, había notado cierto descenso en la frecuencia de sus relaciones amorosas y que, equivocadamente (pensaba ahora), lo había achacado a la astenia por la que pasaba Simón.
FASE 2
LAS PESQUISAS
En los días siguientes, Ángela intentó varias veces, hasta que lo consiguió, adentrarse en la casa de Susana y Ariel. Quería buscar algo que pudiera corroborar la descabellada teoría de que su marido era el amante recuperado de la infancia de Susana. La ocasión la encontró cuando Susana le comentó por teléfono que la llamaba un poco preocupada porque la había notado “rara” durante la salida del viernes, que si estaba preocupada por algo, que si les hacía falta ayuda económica (tanto tiempo sin trabajo), en fin, que ella (Ángela) era muy querida por ellos (Susana y Ariel) y que Simón le había comentado durante la cena que la llevaba notando extraña sin ningún motivo aparente. Quedaron en verse en su casa para tomar café y charlar.
La tarde en cuestión solo pudo comprobar lo que ya sabía, que conocía a Simón desde que eran niños, que pasaron todo el instituto juntos y que, después de una desconexión de varios años, los azares de la vida los había vuelto a juntar por medio de Carlos, amigo común también de Ariel, su marido.
Con el pretexto falso de una pequeña “depre” (me siento fea y algo gorda) o un bajón emocional, se probó las joyas y las baratijas de Susana, en realidad buscando el pendiente (que no encontró) compañero del que ella tenía guardado en el bolso. También estuvo mirando fotos del álbum de la boda de Susana (buscando a Simón entre los invitados). Y miró y hojeó libros de la estantería del salón (quería encontrar alguna posible dedicatoria) … En fin, tres horas entretenidas. Otra tarde, poco después, se encontró “por una curiosa casualidad” (así lo calificó Ángela) con Ariel en la cafetería donde desayunaba de lunes a viernes sobre las diez de la mañana. Le dijo que iba al ginecólogo y tenía tiempo de tomar un café antes de su cita. Le quiso preguntar (porque ella estaba pasando una mala racha con esos inconvenientes) si había notado si Susana pudiera haber tenido episodios parecidos de apatía sexual, cuándo y cómo los resuelve. Aunque media hora larga no fue demasiado tiempo para estas confesiones, le quedó claro que Ariel consideraba su actividad sexual con Susana de lo más normal, que, como a todos nos pasa, tenían temporadas muy satisfactorias aunque también otras menos activas. Ya cuando se despedían porque Ariel tenía que volver al trabajo, como quien no quiere la cosa, Ángela sacó el pendiente de su bolso y le dijo que se lo llevara a Susana, que probablemente el otro día, cuando estuvo con ella probándose todas sus cosas, se lo guardaría por error. Pero Ariel le dijo que no conocía esa joya, que estaba seguro de que ese pendiente tan clásico y caro no era de Susana pues a ella le gustaba usar otros estilos más modernos y menos costosos, y que tampoco lo recordaba como recuerdo familiar de la madre.
FASE 3
LA CASUALIDAD
Simón fue el elegido por la empresa Sincuitas S.A. para el puesto de trabajo que había vacante. Contento y emocionado llamó al móvil de Ángela para darle la noticia y le decía que ya tenía su primer caso, que le contaría los detalles durante la cena, que había que celebrarlo, que qué tal si se arreglaba un poco y quedaban en aquella pizzería nueva de la plaza, aquella que tantas veces llamó su atención.
Mientras llegaron al lugar de la cita, cada uno desde donde se encontraba, pasaron el mismo tiempo pensando pero los pensamientos de ambos buscaban destinos distintos.
Al llegar a la pizzería fueron recibidos por una cara conocida. Se trataba de una vecina de ellos, una joven a la que conocían desde que era niña, la hija del actual presidente de la comunidad de propietarios, qué casualidad. Tras los saludos, les acompañó a una mesa situada junto a una ventana con vistas a la plaza. Durante la cena Simón habló bastante más que Ángela. Él estaba ilusionado con su nuevo trabajo y le explicaba los pormenores de sus funciones como inspector. Ella lo escuchaba y asentía de vez en cuando disimulando su poco interés. El asunto del pendiente no se le iba de la cabeza. La camarera vecina les puso unos chupitos de licor, gentileza de la casa, acompañando la cuenta. Fue el momento elegido por Ángela para sacar del bolso y poner sobre la mesa el dichoso pendiente, y callada, observaba (ahora sí muy atenta) una posible reacción de Simón.
Al traer el cambio, la hija del presidente fue quien reaccionó. Vio la joya sobre la mesa y casi se desmaya. Explicó que los pendientes tenían al menos doscientos años de antigüedad, tesoro de su familia de varias generaciones y que recientemente lo había extraviado. Contó que se los puso para ir a la boda de su hermana y, tras toda la noche de barra libre, y dormir la mona, por la mañana se dio cuenta de la pérdida, que denunció la desaparición ante la policía local por si hubiese sido un hurto, que dio parte al seguro con la copia de la denuncia, por dios, qué alegría haberla recuperado, qué contenta se iba a poner su madre. Simón entonces contó que había sido encargado del caso por la Compañía Sincuitas S.A. al conocerse que coincidía su domicilio en el mismo edificio. Qué bien que la casualidad haya propiciado que el caso se resuelva tan pronto. Que seguro que iba a recibir los parabienes de la compañía por el ahorro de la cara indemnización que barajaban…. etc, etc.
Ángela quedó anonadada al instante. Incrédula de tanta carambola sospechó que todo era un ardid bien elaborado por Simón y la vecina para revelarse como inocente de cualquier aventurilla extramatrimonial.
FASE 4
LA ACEPTACIÓN
Pero entonces ¿qué papel era el de Susana? ¿Y qué pintaba la vecina? ¿Algo de eso cambiaba el hecho de que el pendiente estuviera en el bolsillo de la camisa de Simón? ¿Cómo había llegado allí? Ángela no podía entenderlo. Así que, ya desde la tranquilidad (y aprovechando las casualidades para disipar o diluir las dudas), Simón explicó la teoría del tendedero que todos aceptaron como buena, increíble pero la única posible.

FASE FINAL
LA PICARDÍA
Ariel cuando se enteró de toda la película, la montó en su mente como si fuera una partida de ajedrez y vio que le faltaba un movimiento. Nunca supo quién y cuándo le dijo a Simón que Ángela había encontrado el pendiente en el tendedero. Prefirió no preguntar siquiera. Estaba muy enamorado de Susana y no quiso tirar del hilo.
Hablando de nuevo en primera persona, os digo que penséis lo que queráis. Todos nosotros ya hemos entendido el suceso, hemos acomodado nuestras conciencias y seguimos saliendo todos juntos de vez en cuando a visitar exposiciones y sobre todo a las lecturas poéticas de Carlos, que nos gusta mucho como lee sus maravillosos poemas de amor.