LA
CITTÀ ETERNA
Ella nunca lo había pensado, ¿tanta felicidad podría
durar la vida entera? ¿Cómo saberlo? La boda había sido de película, todo salió
a pedir de boca, el maravilloso vestido de encaje de bolillos diseñado por
Valentino, las vistosas y coloristas flores por todas partes, el ramo con
peonías, la ceremonia en la capilla principal de la Archibasílica de San Juan
de Letrán, hasta la ristra de latas viejas arrastrando tras la limusina de lujo
alquilada. El trayecto recorrido fue apoteósico,
la gente miraba y aplaudía a su paso, y el recibimiento en el porche del hotel
Trevi, con alfombra en la escalinata, impresionante. Las cámaras de los paparazzi de la prensa del corazón
iluminaban sus pasos con los flashes
y las televisiones reportaron la noticia del enlace matrimonial de la afamada ex
presidiaria.
Antes era una perfecta desconocida, anónima total. Pero
fue puesta en libertad por la Corte
Suprema di Giustizia, por falta de pruebas, tras un proceso muy mediático
al haber estado acusada del asesinato del santo padre el papa Giovanni I.
Las mismas televisiones y los mismos reporteros, quizá
aún más, volvieron al hotel la mañana siguiente al saltar la noticia de su
muerte. El servicio de habitaciones la encontró en su cama cubierta de sangre,
degollada.
Nunca lo había pensado, hasta que se vio allí delante de
la Fontana mirando las parejas que
arrojaban monedas y sacaban sus fotos de recuerdo, - ¿será verdad que se
cumplen los deseos, cariño? - preguntó deseando
que así fuera.
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