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03 marzo 2020

DEMIURGOS (Microrrelato)

DEMIURGOS

Gustavo había sido un lector empedernido desde pequeño, sus padres primero y sus profesores sucesivos después, se habían ocupado de alimentar sus lecturas. Pero un desgraciado accidente pirotécnico durante la mili lo dejó ciego.
Algunos años pasaron hasta que pudo salir del hoyo oscuro de su pena. Con la llegada de la tecnología smart alcanzó la magia de su curación a través de los audiolibros.
Logró su sueño cuando terminó la carrera de Psicología y pudo montar una consulta. No le aportaba demasiados ingresos pero sí los suficientes para vivir sin trampa ni cartón, como él quería. Los audiolibros llenaban sus horas muertas dando vida a su cada vez mejor alumbrado entendimiento. Progresaba sin sobresalir demasiado pero su criterio y sus opiniones iban ganando enteros en el gremio y él era consciente de ello.
El día que Clara llegó a su consulta fue un punto de inflexión muy importante en su carrera. Clara era una mujer recién divorciada que no creía poder superar aquel trance. En sus sesiones con ella, Gustavo oía atentamente cómo Clara buscaba canalizar su vida al margen del malogrado matrimonio. Acostumbrado como estaba a oír ensayos, novelas, cuentos y otras narraciones, notó en aquellas pocas sesiones una especialísima sensibilidad en las disertaciones de Clara y una espontánea literariedad en la forma de hacerse entender.
Por eso y después de pensarlo detenidamente le ofreció a su paciente, como terapia, que se apuntara en un taller de literatura.
A Clara le fue estupendamente. Tanto que seis meses después estaba en el Fnac un jueves y en El Corte Inglés el sábado, firmando ejemplares de su primer best seller "Nada de aquello fue tuyo".
Su editor (según rezaba la solapa de la contraportada del libro) abandonó su antigua profesión cuando la conoció, para poner en marcha la Editorial AlmasNuevas.



2 comentarios:

  1. La renovación constante es un instinto humano, al que en la actualidad frena demasiado el mundo acomodaticio que nos rodea. Las adversidades activan ese instinto. Si se encuentra a una persona empática para superarlas sobrevienen alternativas ilusionantes. Y se llevan a cabo. No quedan como sueños hueros. Tenemos el reto de recuperar el instinto aludido sin que nos mueva ningún revés. "Al mejor caballo, la mejor espuela".

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  2. Asi es amigo, y en este relato cada uno es el demiurgo del otro. Gracias por tu comentario.

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