LÉEME EN TU IDIOMA

24 marzo 2020

GRACIAS (Microrrelato)


GRACIAS

Nunca supo quién era. En realidad tampoco pudo saber si era una persona o fueron muchas. Cuando la atendían y la cuidaban y la vigilaban y le hablaban y le daban ánimos para seguir soportando aquellos días de UCI, a veces lograba entreabrir algo los ojos pero solo llegaba a ver unas gafas, una mascarilla y un traje blanco. Después, la vorágine del alta médica, la vuelta a casa, la familia, crearon como una amnesia sobrevenida que en pocos días se fue disipando y quiso, o deseó fuertemente, recordar el rostro o los rostros de aquellos ángeles. Pero no pudo conseguirlo. Hoy, tantos años después, su memoria no funciona, no reconoce a su familia, está en su casa perdida en el tiempo. Solo nos habla de vez en cuando para decir siempre lo mismo:  Por favor, enséñame tu cara para acordarme siempre de ti.



2 comentarios:

  1. Quien es agradecido, aunque sea o parezca una paradoja, traspasa con ese noble sentimiento (una viga maestra de la bondad) las neuronas abatidas por la resistencia al empuje de las conductas hipócritas y, por ende, interesadas. Se sostiene en pie cuando la llama vivaz de la existencia queda reducida a ascuas bajo un espeso manto de ceniza. Emerge del alud de la amnesia. Lo emotivo nunca queda a merced total del realismo. Ahí reside la fuerza "retroalimenticia" de la esperanza.

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  2. Grabado en su memoria aquel amor y aquel cuidado que le sembraron y alimentarpn en su corazón el sentimiento de dar las gracias sin saber a quién o quiénes.

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