CENICIENTA 2.0
Ella, ya casada, jamás volvió a deshollinar la chimenea. Ni fregar platos, ni encerar el suelo, ni lavar, ni nada que pudiera estropear más sus manos. El príncipe le hacía traer de Marruecos el famoso aceite de argán, y el de marila, del sur de África. Probó las almendras dulces, la rosa mosqueta e incluso la mirra de oriente. Llegó a ingerir arcilla blanca. Pero no encontraba la forma de eliminar los molestos padrastros.
Brevísimo y buenísimo como siempre. Desde luego que el matrimonio es una trampa mortal para la mujer 😅
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