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09 junio 2024

BROTES NUEVOS (Microrrelato)


BROTES NUEVOS

Cada mañana en el espejo veía más reflejos verdes en mi rostro, así que pensé dejarme la barba porque un hípster que se precie debe llevar barba y yo, decididamente, era todo un urbanita. A los pocos días ya podía acariciarme la barbilla sin pincharme al tacto, al contrario, sentía la suavidad sedosa que me iba creciendo. Sin embargo, aquellas tonalidades verdes se intensificaban, sin duda por causa del estrés. Decidí dejarlo estar.
Ahora ya tengo la cara cubierta de césped y me crecen tréboles por las sienes. Estoy deseando que florezcan las margaritas y las amapolas por mi cabellera de yedra. De la cintura para abajo tengo patatas y zanahorias, y en el tronco tomateras, pimientos y berenjenas.



04 junio 2024

QUEMANDO ETAPAS (Microrrelato)

QUEMANDO ETAPAS


Le gustaba ir siempre por ahí, con sus auriculares, escuchando música. La ponía en modo random. Pensaba que eso implicaba no tener patrones reconocibles, no seguir planes establecidos y no obedecer a la voluntad de nadie. Pero cada vez que ponían aquella canción le pasaba lo mismo, aunque estuviese entretenido con cualquier cosa, leyendo, trabajando en casa, viajando en el metro, incluso de tiendas... daba igual, reaccionaba siempre así.

Y, es que, por alguna razón, desde aquella fiesta, donde, mientras sonaba esa canción, un incendio interior convirtió en humo la locura de amor que habitaba su pecho, buscaba con ahínco una mano para apoyarse en ella y poder escapar del infierno.

Aunque, fruto del azar, cuyos resultados son desconocidos y, por tanto, inesperados, con la canción siempre aparecían también las llamas y, a su alrededor, todas las manos conocidas que, cada vez, le brindaban más y más volutas de humo.



02 junio 2024

CONATO DE INCENDIO (Microrrelato)


 CONATO DE INCENDIO


Puede que se iniciara en cualquier instante inadvertido. Alguna chispa sin importancia. Que pasó desapercibida. Que se introdujo en alguno de mis descuidados rincones. Que me pilló desprevenido o acaso distraído con alguna menudencia. No sabría decir en qué momento entre tantos. La cosa es que no me di cuenta de nada. Pero se nota que prendió bien por dentro y que, de forma latente, se extendió sigiloso abrasándome sin llamas. Hasta que esta mañana, al bajar del autobús, se ha encontrado con alguien en la parada, cerca de mí. Se han saludado y han charlado un par de minutos. He oído su voz. He respirado su aroma. He sabido que su nombre es Candela.