DUROS A PESETA
Aquel llano separaba el grupo escolar de las viviendas de los maestros y servía como patio de recreo las mañanas de colegio, pero en verano funcionaba como campo de fútbol para la chiquillería y casi como otra plaza más del pueblo para nuestras madres. Era allí donde el ditero llegaba con su moto Guzzi, se hacía oír con su bocina y sacaba su libreta. Las mujeres acudían para pagarle cada cual su dita y para verse, charlar y convencerse unas a otras del próspero devenir de sus vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario