Mi amigo el bUFÓn
Lo suyo era pura obsesión, una adictiva pasión irracional, verdadera infatuación diría yo. Lo que más deseaba en la vida era ver un ovni. Estudiaba y trabajaba para ello y todos sus increíbles cálculos geomatematicotemporales (como los llamaba) buscaban el momento y el lugar del encuentro. Mañana al amanecer -nos dijo- justo a las 6:54, en la playa de Benajarafe. No dormimos en toda la noche, que aprovechamos para hacer una buena moraga en la playa mientras él localizaba el punto exacto. Y dibujó una gran X en la arena. Ya cuando las nubes de color arrebol parecían enviar señales de "atención que llega el momento", todos hicimos corro en aquella señal y, de repente, a las 6.54, tres, dos, uno... se oyó claramente un gorjeo y se posó un pajarraco justo en el centro de la X. Fue desternillante.
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