4 SEGUNDOS
Me gustaba mucho verla vivir el presente. Me encantaba saber que ella era consciente de que el pasado ya se fue y me alegraba sobremanera notar que no se asustaba ante la incertidumbre del futuro. Luego, se compró la bici y ya ni en el metro coincidimos. En fin, hoy al menos, afronto la adversidad con humor. Tengo que reconocer que estuvo genial aquellos apenas cuatro segundos que vivimos a una sonrisa de distancia.
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