INTERNUM MARE
No recuerdo muy bien si era perro o si era gato, pero fue
libre. Su vida, siempre supeditada a la ventura, acaso sin quererlo, le enseñó
a gestionar el tiempo con imaginación, a liberarse en los charcos de pulgas y
de piojos, a olisquear alimento entre basuras y encontrar tesoros enterrados en
despojos, a buscar compañeros ya fueran blancos, negros o marrones, o qué
importaba si fueran de varios colores, a compartir los mendrugos, también la
lluvia, los lugares calentitos, las carreras, los calores, los suelos y los
tejados, las miradas a la luna, los vendavales y los tiritones, las heridas y
la propia muerte.
Cuando se fue a su cielo su alma se reencarnó en persona. Y
hoy aún deambula por las calles luminosas de la ciudad buscando unos ojos que
acaricien su rostro con ternura.
Me encanta el aspecto narrativo. Es un relato lleno de ternura, sobrecogedor y hermoso.
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