EN LA ORILLA
La mejor manera de canalizar mi vocación no es esta, papá. Sabes que siempre he deseado ser como el abuelo y viajar en barco por el océano de las mariposas transparentes y por el mundo de las plantas parlanchinas y por los polos Este y Oeste, en donde las nieves no eran sino de chocolate derretido y caramelo líquido y, en fin, por todos aquellos lugares en los que el abuelo contaba haber vivido tantas fantásticas aventuras tan bonitas y emocionantes. Mi nombre es Mar, papá, así que no me digas más que ponga los pies en la tierra.